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Hoy es #8M, día para conmemorar la lucha de las mujeres que ha permitido que, entre otras cosas, podamos votar, podamos trabajar fuera de casa y podamos dejar de ser consideradas seres objeto de tutela por parte padres, hermanos o maridos; sin embargo, aún hay brechas, iniquidades, violencias e injusticias que sufrimos sólo por ser o identificarnos como mujeres.

Mientras que desde la tele veo como las mujeres catalanas hablan de avanzar en el abordaje y solución de los problemas que nos aquejan, pienso en las mujeres de mi país, sobre todo, en las madres aimaras animalizadas por Óscar Becerra, ministro de educación, que claramente carece de ella.

Y así como en las madres aimaras, acostumbradas a cargar con sus hijos a la espalda en su jornada diaria, pienso en las madres, en todas las madres que por estos días salen a las calles de Perú a defender la democracia, a pesar de las nada veladas amenazas de ser denunciadas si llevan a su prole con ellas; como si manifestarse fuese acto pervertido o ilegal.

Becerra también dice que sospecha que las madres aimaras gaseadas por la policía -mientras una de ellas se acercaba a los efectivos con los brazos abierto- no sean las verdaderas madres de las criaturas que cargaban y lo preocupante es que esta afirmación, frente a la animalización, ha pasado casi desapercibida y es tremendamente peligrosa.

Ante las afirmaciones de Becerra el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, siguiendo con el libreto de criminalización de la protesta del actual gobierno, osó hacer un comunicado confirmando las aberraciones dichas por susodicho ministro.

Y con este apoyo el peligro se acrecienta pues se podría estar armando el escenario para que las y los niños que sean llevados a manifestaciones sean retirados del seno de sus familias y se ponga en tela de juicio su filiación.

El otro peligro es que padres y madres sean castigados por exponer a hijas e hijos a «situaciones de riesgo» y es que sí, actualmente en Perú ir a una manifestación se ha convertido en actividad de riesgo porque PNP y Ejército llevan ya 48 asesinados en su haber.

Y todo esto ocurre porque lamentablemente Dina Boluarte, la primera mujer que ha llegado accidentalmente a la presidencia del Perú ha dejado de lado la defensa de «los nadies», defensa con la cual se llenaba la boca cuando hacía campaña, y se ha metido en la cama de la derecha y la ultraderecha, con quienes ahora se revuelca y retoza en real contento y complacencia.

Dina Boluarte ha intentado instrumentalizar el discurso de las mujeres feministas diciendo que no se la quiere en el cargo por el machismo de la sociedad, sin embargo, las feministas ya le hemos dicho que no, que ella no es la primera presidenta del Perú, es la primera dictadora, porque su mandato no refleja la defensa de los valores democráticos y no representa a las mujeres que luchamos contra el patriarcado al que ella encarna manteniéndose en el cargo por la fuerza de las armas y el apoyo de todo lo reaccionario que hay en el país.

Hoy quiero saludar y honrar a todas mis hermanaes, a todas las mujeres que luchan por una sociedad justa y equitativa, por una sociedad libre de violencias machistas, por una sociedad donde mujeres, niñas, adolescentes, disidencias y los sectores más vulnerables puedan desarrollar sus proyectos de vida en paz y con justicia social.

Sobre todo, quiero saludar a las mujeres racializadas, de las cuales formo parte, porque somos nosotras las que más sufrimos las desigualdades, pues en nuestros cuerpos se perennizan todas las discriminaciones e injusticias, lo estamos viendo en las mujeres indígenas que salen a protestar y a defender sus derechos y los de sus familias.

Janeth Navarro, profesora indígena, paga prisión preventiva de 30 meses de prisión por haber dejado a sus hijos y sus padres y haber ido a Lima a apoyar en la organización del cuidado de las y los manifestantes que participaron en la Primera Toma de Lima, mientras las madres aimaras han sido gaseadas por la PNP llevando a sus hijos con ellas en la Segunda Toma de Lima.

Ya todas, todes y todos hemos caído en cuenta de que lo que quiere este régimen, con claros visos dictatoriales, es que las mujeres se queden en casa, calladitas y tranquilitas, y que si son indígenas, además, no reivindiquen derechos políticos, porque según las y los que siempre han mandado ellas están para trabajar en el campo y en el servicio doméstico.

Hoy todas y todes conmemoremos este día más convencidaes que nunca que tenemos derechos que deben ser respetados y que tenemos voz y debemos levantarla ante todas las injusticias. Las mujeres damos vida y la sostenemos y por tanto somos pieza fundamental del engranaje de la maquinaria que permite que estemos en este plano. Que nadie lo olvide! Juntas, fuertes y felices hasta la victoria!

(Foto: Exitosa Noticias)