Dónde quiera que hubo una mujer que brindó su apoyo a otra para sobrevivir la violencia machista, hubo un MeToo.
Los MeToo son parte de nuestra historia como mujeres. Son redes de apoyo fuertes, indestructibles, porque nos reconocemos no por nuestrxs genitales sino por las violencias que vienen al asumirnos mujeres, en plural.
En 2006 una mujer afro estadounidense, Tarana Burke lo vio movimiento y la globalización, la del patriarcado que gobierna, nos hizo levantarnos en todas partes, 11 años más tarde, cuando se viralizó la etiqueta #MeToo para denunciar la violencia sexual contra nosotras. A las mujeres con s al final afrodescendientes les debemos mucho las mujeres también en plural.
En 2013 firmé la primera carta, que yo reconozco como el primer MeToo cubano mediático y el primer movimiento. La impulsaban hermanas Danae Diéguez, Negra cubana tenía que ser y otras
colegas (también hombres, sin que yo logre reconocer firmas de personas trans por razones que sabemos ajenas a sus voluntades).
Antes ya nos habíamos movilizado por la denuncia contra Agustin Bejarano por abuso sexual de un niño de 5 años en Hialeah. (Se declaró culpable y cumplió sentencia. Ha sido puesto en en EEUU en la lista como depredador sexual. Vive en Cuba, tras cumplir su sentencia).
Y antes, en 2011, frente a las denuncias contra El Estado por la muerte no investigada de Laura Pollán, lideresa de las Damas de Blanco.
De allá acá siempre se interpuso la política. No solo no debíamos denunciar por ser hombres, hombres con fama y poder o el propio Estado, sino que no debíamos hacerlo porque dábamos armas a lxs enemigxs, según el bando. Ustedes pueden rastrear la historia. Hay más voces, redes sociales y medios independientes interesados en estos temas.
Está YoSíTeCreo en Cuba, un esfuerzo descomunal de mujeres cubanas, que debemos compartir para que otras sepan que no están tan ni solas ni tan desamparadas.
Hoy es 25 de noviembre, un día en el que el Mundo comienza una jornada (hasta el 10 de diciembre, Día de los DDHH) para visibilizar el flagelo de la violencia machista contra mujeres y las niñas.
#MeToo no es un lema. No es una etiqueta. Es una posición política para que ninguna mujer ni niña se vuelva a sentir sola frente a la barbarie patriarcal.
El enlace no es sobre Cuba. Y lo dejo para que se documenten cómo en contextos tan cerca y tan lejos, la historia se repite.

#YoSíLesCreo #LeyIntegral contra #ViolenciaMachista #NiUnaMás #NiUnaMenos #TenemosNombre #2028EstáMuyLejos

https://metoomvmt.org/get-to-know-us/history-inception

Pablo sigue siendo Cuba. Y Cuba no es un lugar seguro para mujeres.
Cuándo vamos a conversar, debatir, legislar, educar y comunicar sobre lo que nos pasa con la violencia machista?
Por qué las mujeres tenemos que esperar a que muera quien nos ha violentado para denunciar y liberarnos de sus violencias, que no nos han dejado vivir en Paz?
Por qué tenemos que morir nosotras sin poder denunciar porque quien nos ha violentado es poderoso en su poder, por no incomodar a las mayorías?
Por qué las familias tienen que hacerse cargo en medio de duelos atroces y no quienes violentaron?
Por qué nadie alrededor dijo ni hizo nada antes?
Porque estando vivos podrían agredirnos y revictimizarnos más: el violento y toda su corte de complicidad.
Porque la muerte del agresor es un vaciamiento, la libertad. Es perder un miedo, el más grande.
(Hemos visto en Cuba la burda estrategia del depredador Fernando Bécquer. Las conocemos más sutiles y brutales. Hagamos memoria).
Porque no hay redes de apoyo suficientes que prevengan ni que apoyen para denunciar antes: una se calla. Es lo que siempre le han dicho que haga, porque una es culpable, según le enseñaron. Se calla y trata de seguir. Pero no se puede.
En países con legislaciones específicas contra la violencia machista, las mujeres tardan casi una década en denunciar a sus agresores. En Cuba no tenemos amparos.
Cuba ha naturalizado la cultura de la violación, el acoso, los abusos contra menores de edad, las golpizas, la violencia vicaria. Todo está permitido contra nosotras e hijxs. Cuba ha tolerado hasta hace unos días, sin muchas críticas, el matrimonio infantil.
No pidamos a las sobrevivientes de violencia machista, aún cuando se proclamen feministas, que, cuando denuncien, sean lo que nosotrxs somos.
No hay violentos mejores que otros. Menos denunciables que otros. El #MeToo son redes de apoyo, fundamentalmente de mujeres, pero se necesitan todas las voces.

Debió ser horrible que me leyeras, María Fernanda Wray*. No voy a borrar lo que escribí. Hasta que leí tu tuit era verdad. Ahora no. Y quiero que quede en mi ínfima huella digital que te pido perdón, que te abrazo y te creo.
Si alguna otra mujer sobreviviente me necesita, aquí estoy.

PD: Lamento tu expresión que generaliza a hombres cubanos. Espero sepas entender mi molestia. No la leí hasta que me la señalaron porque tu tuit cargó solo con 2 imágenes. Tengo un karma con la conexión a Internet.

*Los dos hombres denunciados por María Fernanda han muerto, con una década de diferencia. Esa es la razón por la que no etiqueto a sus familias, a las que supongo inocentes de complicidad y en duelo.
Perdonen, no me deja adjuntar los pantallazos. Por eso dejo el link a mi post de Facebook que tienen la denuncia.
#YoSíTeCreo
#NiUnaMás
#LeyIntegral contra #ViolenciaMachista https://www.facebook.com/1409551827/posts/pfbid02Ub6CwehE4jvX4D51FxMnPJ2QTAVpiZZxhYdSWqpKPhDpSMoPcksigxia1hZ4qam7l/