Anarquismos · @anarquismos14oc
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, un 22 de abril de 1933 muere en Madrid, el tipógrafo anarquista, masón, teósofo, esperantista y propagandista del vegetarianismo Emilio González Linera, conocido también como Emilio G. Linera, Emilio G. de Linera y Emilio González de Linera. Había nacido en fecha indeterminada en Salamanca (Castilla, España).

📰 Los Quijotes (Madrid) Del n. 1 (10/3/1915) al n. 88 (25/10/1918) [Emilio González Linera, director de la publicación] ➡️bit.ly/2VYrgAF

Emilio González Linera, por lo pronto republicano, derivó en el anarquismo. Propietario de una pequeña imprenta tipográfica y librería al Pasaje del Comercio de Madrid, editó numerosas publicaciones de todo tipo; años después trasladó su imprenta y residencia en el número 5 de la calle San Lucas.
En abril de 1908 fue condenado por editar «publicaciones clandestinas» para publicar una hoja con un texto de Francisco Pi y Margall promovido por la Federación Anticlerical. Participó activamente en la alfabetización y la educación de los niños de las escuelas laicas, escribiendo y publicando unos 200 cuentos infantiles en su «Colección Linera», de la que llegó a vender tres millones de ejemplares anuales, y libros de lectura. Como esperantista publicó numerosas obras en esta lengua, algunas traducciones suyas. En 1912, con los militares Julio Mangana Rosenörn y Fernando Redondo Ituarte, publicó la revista esperantista Homar y también la obra La devenir de la Homo. 1913 publicó la Politikan kaj religian deklaracion, del padre del esperanto L. L. Zamenhof, a quien apoyó económicamente. En esa época era miembro de la Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre. Hambriento cervantista, entre el 10 de marzo de 1915 y el 25 de octubre de 1918 editó 88 números de la revista ultraísta Los Quijotes. Revista mensual ibero-americana.
En febrero de 1917 fundó con Julio Mangada la «Zamenhof Federación» y publicó su órgano oficial Hispana Esperantisto (1917-1922). También fue miembro de la Universal Esperanto-Asocio (UEA, Asociación Universal de Esperanto). Días antes de que estallara la huelga general de agosto de 1917 se reunieron en su imprenta algunos de los organizadores de la misma, tales como Daniel Anguiano Mangado, Eduardo Barriobero Herrán, Francisco Largo Caballero y Julio Mangada. En marzo de 1918 fue uno de los fundadores de la Asociación Nacional de la Prensa No Diaria, de la junta directiva de la que fue vocal. 1919 colaboró en la revista Letras. Durante los años veinte publicó libros para invidentes en alfabeto Braille gracias a un artefacto que inventó 1924 que abarata la edición. 1924 contribuyó en la suscripción popular para sufragar la lápida de homenaje a Francisco Pi y Margall para el centenario de su nacimiento. Participó en la huelga de artes gráficas de enero de 1931. Como masón ya pertenecía en 1905 en la logia «El Progreso» de Madrid, donde usó el nombre simbólico Civilización, y publicó las revistas “Luz Española / Hispana Lumo”, escrita en castellano y esperanto, y Vida Masónica (1926-1933), de la logia madrileña «la Catoniana», que presidió. También fundó la masónica «Biblioteca Catón» (1916-1934), propiedad de la citada logia. Fue uno de los grandes promotores del Gran Oriente de España (GOE) y siempre reivindicó la total igualdad entre hombres y mujeres en la mampostería. A partir de 1924, perteneció a la «Rama Madrid» de la Sociedad Teosófica Española (STE), de la que fue nombrado vicepresidente (1924) y presidente (1925-1926). También fue miembro de la asociación «Los Amigos del Progreso» e hizo conferencias en el Ateneo de Divulgación Social. Publicó un Catecismo humano-social. Máximas morales (sd). Es el personaje Lucas, de la obra La huelga de los poetas, de Rafael Cansinos Asens, redactor de la revista «Los Quijotes», que aparece en esta novela como La Ofrenda. Emilio González Linera murió el 22 de abril de 1933 en Madrid (España) y fue enterrado civilmente al día siguiente. Curiosamente, después de años ya fallecido, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo franquista le abrió causa judicial.

📰«Los Quijotes» (Madrid). Revista que desempeñó un papel destacado en las “escaramuzas” de la primera vanguardia literaria española (Pérez Bazo: 1998), a la que se la data como pre-ultraísta, al acoger en sus páginas las colaboraciones de unos entonces jóvenes y noveles poetas de este movimiento en germen, cuando a muchos de ellos prácticamente nadie conocía aún. Seoane y Sáinz (1996) la sitúan también en esa transición, “en la que se percibe ya una nueva sensibilidad estética” y en la que colaboran muchos escritores que integrarán más tarde el movimiento ultraísta. Tira su primer número el diez de marzo de 1915, y con frecuencia quincenal –su primer subtítulo fue así de escueto: “publicación quincenal” – llegaron a salir 88 entregas, hasta el 25 de octubre de 1918.
Se la ha calificado de “artesanal” y “modesta publicación cervantina” (Paniagua: 1970), y al darle Osuna (2014) también este epíteto añade que “es un decir”, aunque su propietario “lució con generosidad en sus páginas los frutos dudosos de su cervantismo a ultranza". Desde el 25 de febrero al 10 de mayo de 1916, la revista adoptará, precisamente, el subtítulo: “revista cervantista” (modificará también el diseño de su cabecera), y en el saludo de la propia revista se autodenominará, lejos de cualquier pretensión, de “periodiquito”. De reducida tirada y difusión, pero no por ello “insignificante”, comienza con un formato en octavo pequeño, que después varía tanto para aumentarlo como reducirlo, siendo compuesta a dos columnas y a veces a una. También variará su paginación, generalmente de ocho, a veces las duplica o alcanza las 24 páginas (10 sep. 1917).
Fue fundada y dirigida por Emilio González Linera (-1933), tipógrafo de profesión y propietario de una pequeña imprenta, en la que estampará la publicación. Al incorporarse Rafael Cansinos Assens (1882-1964) a sus páginas, la revista se polarizará en torno a su figura, y en ella publicarán sus primeros poemas, entre otros, Pedro Garfias o un jovencísimo Guillermo de Torre, entonces de dieciséis años, además de César A. Comet, Jaime Ibarra, Eduardo Barriobero y Herrán, León Cervera, Vicente Huidobro, Rafael Lasso de la Vega, Juan González Olmedilla, Rogelio Buendía, Evaristo Correa Calderón, Xavier Bóveda, José Rivas Panedas, Manuel Delgado Bermejo, Ernesto López Parra, Eladio Prieto, Adriano del Valle, Lino Cuesta, Mauro Bajatierra, Luis Tous, (Fernando Tous aparece como administrador), así como Encarnación Cutillas Lázaro, Carmen Pérez Castro, Leonor Rodríguez o Carlota Remfry de Kid, entre otros.
También aparecen textos bajo seudónimos, como Un Español, Esperanto, Tito, Rocinante, Rafasán (Rafael de San Millán), Silverio Lanza (Juan Bautista Amorós) o Luciano de San-Saor (Lucía Sánchez Saornil), o bajo iniciales, como L.T. o F.R.
Son publicados relatos, estudios, diálogos, cartas, poemas, crítica bibliográfica y recesiones, así como traducciones, algunas de ellas por el citado Cansinos Assens, de Apollinaire, Reverdy o Roger Allard. En sus primeras entregas comenzará a insertar El Quijote, en formato folletín. Desde enero de 1917 publica en la cubierta de cada entrega el entonces retrato juvenil (enmarcado en un óvalo) de muchos bisoños escritores que se estaban dando cita en esta revista y que más tarde se reencuentran en las publicaciones “oficiales” del ultraísmo (Osuna: 2014), y que proceden de la cámara del fotógrafo Cartagena, subtitulándose después “revista ilustrada”. También abrió una suscripción a favor de los sefardíes.
González Linera es citado en la bibliografía de referencia más como anarquista, aunque en alguna lo califica de “hombre liberal”, que ofreció su saber al servicio de la alfabetización y la educación, escribiendo y difundiendo cuentos para niños, a través de la Colección Linera. En Los Quijotes publicará algunos textos cervantinos, como Diálogo entre don Quijote y Sancho, Sancho en su gobierno y Las mujeres del Quijote. Miembro de la masonería, fue también fundador a principios del siglo veinte de la revista Luz española, escrita en esperanto y castellano, y publicará también los 72 números de la revista Vida masónica (1926-1933), de la logia madrileña La Catoniana. También fundó la masónica Biblioteca Catón (1916-1934).
En el último número «Los Quijotes» aparece una carta de Adriano del Valle a Cansinos Assens, en la que se da cuenta de la creación de Grecia (1918-1920), una de las revistas ultraístas por excelencia, que marcará el “desvanecimiento” de «Los Quijotes». Paniagua (1970) señala que su desaparición fue por “absorción” de la “tropa pastoreada olímpicamente” por Cansinos Assens, que “desertó al sur”, es decir, a las páginas de la citada publicación sevillana.

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