#autogolpeperu #AutoGolpe #GolpeDeEstado
Desde el paso de Alberto Fujimori por el gobierno de Perú todos los presidentes, excepto Valentín Paniagua y Francisco Sagasti, han estado en prisión, xq todos se han metido al bolsillo el dinero del pueblo.

Elegimos a Pedro Castillo Terrones en contra de Keiko Fujimori y con la ilusión de que él fuera diferente porque representaba el gobierno de los más vulnerables, por racializados, por pobres, por olvidados y él en cuanto vio dinero no dudo en traicionar a quiénes lo pusieron en el cargo.

Bien es cierto que desde el principio y de manera injustificada derecha y ultraderecha cacarearon que el suyo era un gobierno ilegítimo y que fueron en ridícula peregrinación a la OEA para decir lo mismo y que no le han dado tregua para gobernar, sin embargo, en ese río revuelto él habría "pescado".

Tras las declaraciones del exjefe de asesores del
Ministerio de Vivienda, que dice haber dado 100 mil soles en mano a Pedro Castillo Terrones y que cada mes él y el ministro le daban 50 mil, seguir hablando de "presunción" es complicado.

El exasesor, Salatiel Marrufo, también dijo que el expresidente había pedido 2 millones de soles para evitar que sus sobrinos fuesen apresados y que a la hermana de PC le entregaba cada mes 60 mil soles en las afueras del mercado de Las Flores, para los hermanos del expresidente.

Muchas y muchos aún siguen hablando de la persecución infame contra el expresidente y sí: la persecución, el desprecio, la rabia de los de arriba y de los arribistas; por verse gobernados por uno de abajo era infinita y han hecho de todo para retirarlo del poder. Pero si el ahora expresidente está en prisión es por mérito propio.

Castillo, además, de las acusaciones de corrupción, de las 3 vacancias planteadas por sus opositores, se ha puesto la soga al cuello solito, porque no habían votos suficientes para la vacancia y es, pueril por no decir estúpido, dar un autogolpe de Estado desde la soledad más absoluta.

Lo peor de todo es la constante incertidumbre en la que vivimos peruanas y peruanos, atrapados en un loop de corrupción, pero también de clasismo, racismo y de falta de respeto por los derechos humanos de las mujeres y de los más vulnerable.

Lo malo es que se va Castillo y se queda un Congreso que defiende esos antivalores y legisla en consecuencia. Ojalá Dina Boluarte, si más no, por hacer honor a ser la primera mujer presidenta del Perú, haga las cosas bien, pensando en el país, intentando que su nombre quede en los libros de historia no sólo por ser la 1ª jefa de Estado mujer, si no por, además, ser la que sacó al Perú del día de la marmota de presidentes corruptos que nos fallan una y otra vez.