“Paren todos los relojes, descuelguen el teléfono. Eviten que el perro ladre dándole un hueso sabroso. Silencien los pianos y con un sordo timbal, saquen el ataúd, permitan a los dolientes venir”.
W. H. Auden | Funeral Blues
Hoy escribe Inés Martín sobre la muerte digna (de su padre) y el duelo.
Como anillo al dedo.
:'(
#bitacora
Hoy se sirven ravioles fritos (incluyendo una versión vegana) con aros de cebolla hiper picantes y salsa de tomate de esa que hierve como diez horas y supone lavado integral de las paredes.
Todo muy saludable porque es viernes y estamos en modo Elvis.
Mi acción más subversiva ha sido proponer exámenes cuyo puntaje total era mayor que diez sobre diez.
Prácticamente una Revolución Francesa 2.0.
«Con la imaginación cuando se atreve / sigo mordiendo manzanas amargas / pero el futuro es cada día más breve / y la resaca larga»
#js
#lágrimasdemármol
#bitacora
#js #lagrimasdemarmol #bitacora
Llegan fotos, todo el tiempo llegan fotos. Al menos un par de veces al día. Cada quién desde su insomnio particular y preso en el huso horario que le tocó.
Yo recibo y guardo. Apenas.
Liliana intenta leer pero el silbido que se cuela por las ventanas no la deja concentrar. Ensaya en el estudio que queda justo al fondo de la casa y colinda con un parque, pero da igual, el sonido persiste.
Es su padre (mi tío) que silbaba todo el tiempo y que se fue hace setenta y siete días ya.
La prima menor me comparte un vídeo del tío dando clases de alta cocina: hacer arepas de mil maneras y de un millón de sabores, tunear las empanadas y distinguir las achiras serias de las que son puro aire y colorantes. La lección del bizcochuelo con aguardiente no llegó a grabarla. No alcanzó.
Acá estoy atacando unos buñuelos en clave de nostalgia.
«A veces tengo todo y quiero más
A veces duermo y no me acuerdo de soñar
Y a veces cicatrizo las heridas
Bailando el rock'n'roll de los suicidas».
Mi estudiante cierra las tres horas de carreta matemática con un "es mejor estar puto que triste, Eyder".
Lo dice con el peso de sus veinte años de edad.
Que los pepinillos de la hamburguesa más ortodoxa sean posiblemente cancerígenos es un precio que estoy dispuesto a pagar.
El café charlado y en buena compañía (minha mãe) no tiene precio, para todo lo demás existe...
Decir amigo
Se me figura que
Decir amigo
Es decir ternura
Dios y mi canto
Saben a quien nombro tanto
En el sueño –me cuenta mi madre– el tío aparece junto a un niño en una fiesta de cumpleaños. Pasan cosas comunes, pero no es claro quién es ese niño. Al despertar se queda pensando, dándole vueltas y cae en la cuenta: es él mismo cuando pequeño.
Me pregunta por el significado y no puedo decir nada, estoy lejos de Freud y ni siquiera sé si los sueños tendrán algún sentido.
Tres semanas ya. Ese domingo despertó temprano y no quiso recibir ayuda para nada. Se bañó largamente y se afeitó muy despacio y muy preciso (era de barba cerrada que en su juventud le daba aspecto de Moisés en la mala y ya adulto de papá Noel). Luego pidió caldo y arepa y acabo con café cerrero como lo tomaba el abuelo. Lloró.
Hizo un par de llamadas (por suerte mi celular estaba descargado y eso me salvó) que terminaron mal. No es fácil decir chao.
—Oigo voces.
—Respóndales, se llama conversar.
—No, las oigo todo el tiempo. A veces hablan, a veces gritan, se quejan, amenazan, lloran...
—Pida ayuda, no está mal pedir ayuda.
—Eso hago, justo ahora.
—Entonces quite los guiones, no se usan en los soliloquios.
Time can bring you down
Time can bend your knees
Time can break your heart
Have you begging please
Begging please