“If you want to make a difference, the next time you see someone being cruel to another human being, take it personally. Take it personally because it is personal!”
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Hoy Catalunya se estremece al confirmar que la diversidad de género mata.

El martes 21 en Catalunya era noticia el intento de suicidio de unas gemelas de 12 años de edad, ambas se lanzaron por un balcón y como consecuencia del hecho habría muerto una, la otra en estos momento se encuentra estable, pero aún grave.

Una estaba transicionando, se había cortado el cabello y quería que le llamaran Ivan. Esto y el tener un acento diferente habrían sido la causa que las llevó a lanzarse al vacío. Desde el primer momento el colegio negó el bullying, pero no decían la verdad.

Hoy una de las amigas de Ivan y su hermana ha hablado y ha desmentido la versión del colegio. «En el patio del colegio los hostigaban, se burlaban de su acento porque eran de Argentina, las rodeaban y les gritaban cosas y las empujaban».

Muchas veces Ivan y su hermana se habrían quejado con las y los maestros, «pero no les hacían caso y como contestaban los insultos y no se dejaban, al final las castigaban a ellas, todos lo sabían», ha dicho la amiga.

Veinticuatro horas después del lamentable hecho, desde el ayuntamiento del que eran vecinos decían que Ivan, su hermana y su familia habían recibido diversas ayudas, entre ellas, apoyo psicológico y que investigarían; poniendo así bajo sospecha a la familia.

Desde el departamento de Educación han informado que están investigando, que no tenían conocimiento del referido bullying, pero que en todo caso, la escuela nunca había activado el protocolo correspondiente.

Y esto no es nuevo y activar el protocolo tampoco sirve de mucho y lo digo por experiencia propia. Muchas y muchos de quienes me leen saben que mi hija, el curso pasado, fue víctima de una agresión física por uno de sus compañeros en plena clase y en presencia de un maestro.

Desde la escuela me dijeron que tomarían medidas, suspender de clases al agresor, lo cual no le importaba al chico en cuestión pues todo el año se la había pasado de suspenso en suspenso por su mal comportamiento.

Al haber intentado ahorcar a mi hija, presenté denuncia policial, estuvimos más de dos horas en comisaría, fuimos bien atendidas y nos informaron que el caso pasaba a la fiscalía y que como máximo, por ser menores de edad, habría una audiencia para darle una reprimenda al agresor.

Sin embargo, grande fue la decepción, cuando luego de dos meses, nos llegó comunicación de la fiscalía, una notificación en la que decían que como el agresor era menor de edad, llamarle la atención era cosa de sus progenitores y allí se acabó todo.

Así que la justicia ni siquiera consideró necesario citar al agresor para situarlo, para decirle que la agresión física no procede, que nadie debe violentar a nadie, que los problemas y las diferencias se arreglan hablando y no ahorcando.

Cuando era niña mi hija también fue víctima de bullying y, como en el caso de los gemelos, la escuela tampoco lo reconocía, decían que mi hija también insultaba. A otro chico lo acosaban por su sobrepeso y el día que devolvió el golpe, fue suspendido.

La escuela debe aprender que no puede pedir a las, los y les niñes que sean la víctima perfecta, es decir, que aunque sufran bullying no se enfaden y no contesten, porque el que respondan el insulto o la agresión no justifica que el claustro no haga nada.

El tiempo que nuestras hijas, hijos e hijes pasan en el espacio físico del colegio, están bajo la protección de las y los adultos a cargo, no actuar no es opción, no actuar es normalizar el maltrato, no actuar es permitir.

Nuestras hijas, hijos e hijes no sólo van a la escuela a aprender matemáticas, lengua o historia; también van a aprender a socializar, a empatizar. Familia, sociedad y escuela son los pilares fundamentales para aprender a ser "persona". Asumamos nuestros roles al mil %.