#comidadetercera
El Informe de Resultados de las Naciones Unidas para Perú 2021 tiene un apartado denominado "Hambre Cero y lucha contra la desnutrición crónica y anemia" y contempla una serie de acciones para acabar con el hambre en el país, entre ellas, asistencia técnica en la implementación de la Estrategia Hambre Cero en territorios priorizados (Lima Metropolitana, departamento de Huancavelica, provincia de Maynas).

También "asistencia técnica a los gobiernos regionales de San Martín y Lambayeque y al Ministerio de Salud para generación de evidencia de la eficacia y efectividad de la fortificación del arroz para reducir la anemia, así como la gestión territorial y acción comunitaria para mejorar la seguridad alimentaria y reducir la anemia y desnutrición infantil en Áncash. Y por último, transferencias monetarias para población vulnerable con el fin de garantizar su alimentación y seguridad alimentaria".

Y todo esto es necesario porque no todos "comen rico", aunque todas y todos tengan derecho de hacerlo, tal como afirmó la cuestionada congresista Patricia Chirinos. Y es que, en Perú, millones de ciudadanas y ciudadanos se alimentan con "comida de tercera", "con alfalfa", según la clasificación de su también controvertido colega Jorge Montoya, y tampoco comen tres veces al día, así lo confirma Naciones Unidas.

Según el Fondo para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Perú, unos 16,6 millones de personas, es decir, el 50,5% de la población, están en riesgo de "inseguridad alimentaria", pues carecen de acceso regular a una alimentación suficiente, nutritiva y saludable que garantice un crecimiento y desarrollo normales.

Del total de personas en esta situación 10 millones sufren "inseguridad alimentaria moderada", es decir, reducen la cantidad de alimentos cada día y poco más de seis millones están en situación grave, lo cual significa que no se alimentan durante un día o más.

Y ninguna y ninguno de estos ciudadanos vulnerables puede dedicar 190 soles al día -casi 50 dólares- para comer, mientras que las y los congresistas del parlamento desaprobado por la población sí lo hacen con el dinero del erario público y cuando se les reclama justifican el gasto diciendo que tienen derecho a comer bien.

Demasiado descaro e indolencia de estos privilegiados que no entienden que SIRVEN al pueblo, que su poder les viene de quienes las y los votaron, que no reconocen que desgraciadamente no tiene la cúrul por sus méritos, porque se cuentan con los dedos de la mano las y los parlamentarios con preparación para el cargo.

Y luego no quieren que la gente se indigne y salga a protestar.
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