El Tweet que va isertado en la imagen corresponde al año 2019, y es parte de un intercambio de pareceres u opiniones, sobre «Redoble por Rancas», la primera de las cinco baladas del ciclo narrativo del escritor peruano Manuel Scorza. Lo recupero cada vez que, como ahora, la situación lo amerita, porque sirve para abrir discusión sobre varios puntos:
1. En el difícil contexto que vive el país me resulta imposible no volver al universo narrado en la «Saga de la Guerra Silenciosa» sobre la dura pelea que se dio en los Andes Centrales del Perú entre los años 1958 y 1962. Imposible no regresar a todo lo que da cuenta el narrador: la descripción del país, la constante opresión, las repetidas masacres y al bucle eterno del pisoteo de los derechos humanos, así como el silenciamiento del rugido que emerge desde fuera de Lima, a la demanda que se invisibiliza, al reclamo que se criminaliza y se castiga.
2. Sí, es un libro escrito hace poco más de 50 años. Pero, a pesar del tiempo transcurrido las relaciones de poder que allí se narran, y denuncian, son terriblemente vigentes, como si el reloj diera la misma hora siempre. Ahí está la razón de traer al presente una y otra vez esta novela, porque en este país el desprecio social, étnico, cultural y económico está perpetuado.
3. Desde todos los frentes, sí, la literatura de Manuel Scorza es fundamental para entender, no solo el Perú de hoy, sino inclusive el que está por venir. Porque es, de lejos, uno de los pocos trabajos literarios que narra la crudeza de la injusticia, con humor e ironía. ¿De qué otra manera sino se puede dar cuenta sobre las historias y la gente de este país, si no es desde la elucubración de los sueños, la lectura de la naturaleza y la risa, para sobrevivir a la tragedia? Ojalá, al igual que la oportunidad que tuvo quien redacta el Tweet citado, todos y todas las estudiantes de los colegios pudieran tener acceso a estos libros, y no solamente a esa literatura aguachenta y desabrida de los paquetes comerciales de los «planes lectores» o los libros «éxitos de venta» de los mercachifles que solo pudren el alma.
Quizá así, evocando el lamento del caballo Girasol testigo de las arremetidas y matanzas, o desde los anuncios en los tejidos y la memoria del futuro de una ciega, sería más fácil explicarle a nuestros niños y niñas porque hay helicópteros sobrevolando el cielo en estos días; porqué las cintas negras o la tristeza en las calles. Quizá si evocamos el vuelo de los hombres pájaro o de cómo un río dejó de serlo y cambió su rumbo, podríamos hablarles de las balas o el llanto. Porque la buena literatura sirve para eso, para explicar y entender la vida.
4. La autora del Tweet es una mujer muy inteligente, qué duda cabe, y por lo mismo es difícil no suponer que siendo consciente del poder que ejerce usa el tono que usa para emitir sus «opiniones». Ella es solo un ejemplo de esa “élite simbólica que tiene poder sobre el discurso público» ( Teun van Dijk). Es parte de ese poder mediático que influye en la opinión pública y que a través de sus apreciaciones es capaz de moldear los universos de sentido. El uso que hace, en este Tweet, de la palabra «ficción», tiene un tufillo al desprecio de quien ignora la naturaleza del trabajo literario. De quien ignora que sí se puede hablar de lo real y de la realidad a través de la voz de los muertos o de los caballos, por ejemplo. Ese tufillo de altanería y petulancia que desdeña la apropiación, y con toda justicia, que algunos sectores podrían haber hecho de estas novelas, ya que en ellas ven reflejadas demandas de justicia social que reclaman cambios de modelos, donde la exclusión y el rechazo no tengan cabida.
5. El «verdadero problema”, es en realidad que en estas novelas ruge la vida, ruge la historia universal de la opresión y la desigualdad que a muchos no les da la gana de escuchar y atender. ¿A quiénes y porqué les interesó silenciar el trabajo de Scorza? No les gusta ver a la gente común convertidos en héroes épicos, no les gusta si quiera la idea de ver en la «ficción» al hombre común empoderado. Les asusta perder el poder y la comodidad de sus insignificantes tronos.
Manuel Scorza sí tenía una militancia, su compromiso político era con la vida, contra la injusticia y el abuso. El poeta, que un día de noviembre se convirtió en hombre-pájaro nos seguirá sacudiendo desde sus versos como relámpagos. Nos seguirá rugiendo, a fuerza de todo silencio, desde las voces de sus personajes; insomnes, invisibles, muertos, caballos, ciegos, voladores, abigeos, ponchos de fuego o ríos detenidos, para mantenernos alerta. Y «Un día seremos libres. La tierra será libre (…) Entonces, ya no habrá más miedo, ni muñecos malos, ni penumbra» y cantaremos con él. Aunque vengan a callarnos, cantaremos «hasta que el sapo sea hermoso».
#Peru #crisisperu #literatura #politica #Scorza