En una apartada región, se alzaba un pequeño puente de madera, artesanal y modesto, tendido sobre una angosta cañada. Aunque su estructura revelaba las marcas del tiempo, un monje habilidoso vislumbró su potencial. Con paciencia y cuidado, comenzó la labor de restauración. Semana tras semana, la madera fue tratada, la estructura reforzada y el puente volvió a la vida. De humilde pasó a robusto y seguro, un símbolo de renacimiento. Esta narración, como un espejo de la vida misma, nos recuerda que todos albergamos un potencial oculto. A través de la dedicación y el empeño del monje con su puente, podemos transformarnos en algo más grande de lo que jamás soñamos.
Así como el monje descubrió el potencial del humilde puente de madera, también nosotros tenemos la capacidad de hallar en nosotros mismos habilidades y fuerzas latentes. Cuando nos enfrentamos a momentos de desgaste o desánimo, podemos recordar que así como la restauración del puente requirió tiempo y esfuerzo, nuestro crecimiento personal también exige dedicación. Al final, tal como el puente renovado mostró su verdadero esplendor, nosotros también podemos florecer y alcanzar un potencial que quizás nunca imaginamos. Este cuento del monje y el puente nos invita a perseverar en nuestro camino de autodescubrimiento, confiando en que, al igual que el puente restaurado, también nosotros podemos encontrar una nueva vida y significado en cada paso que damos.
Esto fue del Miércoles 31 de Mayo de 2017. 😎 :apartyblob:
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