"Eran imposibles las lágrimas, pero su legado eran las lágrimas. La tristeza estaba fuera de su alcance, pero tristeza era su patrimonio. La angustia le era negada; aun así, angustia era su mercancía. Para Trente no había infelicidad, ni alegría, preocupación, incomodidad, edad, tiempo, sentimientos.
Y así es como el Ethos lo había planeado.
Pues Trente había sido designado por el Ethos – la raza de algún tiempo/algún lugar que regía la moral y la ética del universo – como su Dios Dolor."
Y esto, amigos, es Harlan ellison en la palma de su mano. Cierren, aprieten, y no despierten a los dioses al sangrar.