Cuando me senté a su lado sentí que me estaba equivocando, me dice.
Y sí. Ese caballero un tanto extraño de conversación instantánea resultó ser un profesor jubilado que dedica los trayectos en transporte público a capturar jovencites para hacerles un examen de cultura general a bocajarro.
"Me he paseado todas las playas examinando a los socorristas" le contó después.
Avisades quedáis.